COPRED llama a reflexionar sobre el privilegio de quedarse en casa

Publicado el 07 Mayo 2020

Ciudad de México, 7 de mayo de 2020

Pronunciamiento 013

Como parte de la Jornada Nacional de Sana Distancia por la declaratoria de emergencia sanitaria ante la pandemia de COVID-19, las autoridades federales y locales han recomendado el aislamiento en los hogares y han apelado al esfuerzo colectivo de evitar salir de casa cuando no es necesario.

Desde marzo, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED) ha alertado sobre los impactos diferenciados de las políticas que son neutrales en su diseño, pero tienen efectos diferenciados en poblaciones en situación de vulnerabilidad, sobre todo aquellas atravesadas por la marginación, la pobreza y la precarización laboral.

Las situaciones contextuales de los grupos de atención prioritaria difieren unas de otras, y representan retos y problemáticas muy diversas. Los efectos de la pandemia han visibilizado las categorías culturales de la diferencia, y han profundizado las brechas de desigualdad, tanto por estigmas y estereotipos preexistentes, como al crear nuevas prácticas discriminatorias derivadas de las consecuencias de la crisis sanitaria y económica.

En días recientes, la campaña “Quédate en casa, quédate vivo”, creada y promovida por un grupo de publicistas, ha difundido una serie de mensajes confrontativos con la supuesta intención inicial de generar conciencia entre quienes no permanecen en confinamiento.

Desafortunadamente, esta iniciativa publicitaria estigmatiza a todas las personas que necesitan salir a la calle porque de no hacerlo, no podrían subsistir; así como a quienes realizan funciones esenciales y se encuentran obligadas a salir aunque no quisieran, muchas que incluso lo hacen para cuidar y trabajar por la salud de toda la ciudadanía.

Expresar la idea de quedarse en casa como si fuera una elección es ignorar el hecho de que esta alternativa es un privilegio en una sociedad atravesada por profundas desigualdades, y de la que forman parte grupos con diferentes circunstancias de vulnerabilidad.

Por ello, insistimos en la necesidad de que, tanto autoridades como sociedad en general, reconozcamos las brechas de desigualdad entre poblaciones y grupos de atención prioritaria.

Esto nos conduciría a reflexionar sobre la importancia de adoptar perspectivas antidiscriminatorias y no estigmatizantes en la implementación de medidas y en la difusión de mensajes ante la pandemia, así como a identificar los impactos diferenciados en grupos de atención prioritaria, tanto en acceso a servicios de salud como en su posibilidad real de aplicar las medidas de prevención.

Recordemos que, en nuestro contexto nacional, el “Quédate en Casa” durante la pandemia es un privilegio del que están excluidas las personas que realizan tareas de salud y seguridad, aquellas que se dedican al trabajo y comercio en la vía pública, las personas migrantes en calle, así como quienes trabajan en servicios públicos de limpia o de recolección de basura.

Otras personas se ven obligadas a seguir saliendo a trabajar porque ejercen sus actividades laborales en funciones esenciales como servicios de limpieza e higiene, bancos, mensajería o seguridad privada. Eso sin mencionar a quienes las circunstancias y medidas de prevención les han afectado en su vida diaria o en sus condiciones de vivienda, como las trabajadoras sexuales o las personas de la comunidad LGBT que son rechazadas en sus casas, y también quienes viven con condiciones de salud o discapacidades que requieren seguir asistiendo a terapias o consultas médicas para preservar su salud.

La diversidad en las vidas, realidades y contextos de las personas es un factor fundamental a considerar en las democracias, no solo en el diseño de políticas públicas o de normas jurídicas, sino también en campañas publicitarias que pretenden tener un efecto cultural de cambios de actitudes.

La campaña lanzada por AVE lastima a las personas que tienen que salir de sus casas para sobrevivir o conservar su trabajo; invisibiliza a aquellas que no tienen casa y etiqueta a todas aquellas que, realizando una función esencial, ponen su vida y la de sus familias en riesgo para que esta sociedad siga funcionando.

Desde el COPRED, nos pronunciamos por el impulso de mensajes que consideren y muestren empatía con vulnerabilidades, desigualdades e intersecciones, pues la construcción de una mejor sociedad pasa por generar conciencia sobre nuestros privilegios conservando espacios de reflexión en torno a la necesidad de garantizar el respeto a la labor y las circunstancias específicas de todas las personas ante la pandemia. La solidaridad es un valor fundamental en las crisis, apostemos por ella.